Disfrute de más de 40 sabores"

Leche quemada	Beso oaxaqueño	Sorbete	Tequila
Nuez	Beso de Angel	Mezcal	Piña Colada
Mantecado	3 leches	Queso	Rosas
Elote	Aguacate	Cajeta	Coco
Fresa	Cacahuate	Mamey	Almendra
Limón	Arroz con leche	Chocolate	Tuna
Durazno	Ciruela Pasa	Melón	Mango
Naranja	Tamarindo	Piña	Uva
Guanábana	Mango c/chile	Chico Zapote	Zapote Negro
Mango con chile	Mandarina	Tamarindo con chile

Fue del finado Don Mario Cruz García este maravilloso arte de preparar la nieve, logrando una gran variedad de preparación de sabores y algunas especiales y reconocidas por la gente que las ha probado y han pasado de generación en generación.

Con esto se puede decir que la preparación de las nieves de sabores es tan extensa y variada, no hay límites, solo la experiencia y creatividad se necesitan para lograr preparados de sabores tan deliciosos.
Para Dn. Mario, la tradición la inicio su tatarabuela “Amada” de quien heredo los secretos de confeccionarla, después de su bisabuela Manuela Zúñiga y más tarde de su abuelita Rosaura Mtz. Zúñiga, en cuyo honor la negociación se llama “Nieves Chagüita”, al morir ella, continuaron sus padres Luis Cruz y Ana María García. Para su elaboración, lo hacían con hielo que recogían en las faldas del cerro de San Felipe, donde se hicieron grandes depósitos para que el agua se congelara debido a la altura y ya que en aquella época el clima propiciaba que se formara hielo en una parte que era conocida como la “Nevería”, este hielo era transportado al pueblo en bestias. El proceso comprendía el machacamiento del hielo para enseguida elaborar la nieve que según la tradición oral era de leche quemada, sorbete, limón rallado, tuna y nuez entre otras.

Más tarde se crearon las nieves de múltiples sabores, como la “De rosas” elaborada con pétalos de Rosa de Castilla, queso, elote, chicharrón, ajonjolí, cacahuate, arroz, ciruela pasa. Los antepasados de Dn. Mario cuando expendían la nieve, lo hacían bajo una sombra formada por palos en cruz y arriba “petate”, cerca del templo de San Juan de Dios donde existían dos árboles frondosos, más tarde en un terreno que alquilaban para los vendedores (este espacio fue donado por el filántropo portugués Dn. Manuel Fernández Fiallo en el siglo XII) que más tarde seria, primero el mercado “Porfirio Díaz” y en el año 1893 se le dio el nombre de mercado “Benito Juárez Maza”.
A pesar de la avanzada tecnología del presente, la fórmula tradicional por excelencia es la más adecuada para la elaboración de este producto que debido a la gran variedad de los ingredientes con que se puede preparar, hace posible que tengamos a disposición una extraordinaria gama de sabores.